Pontevedra, 13 Julio de 2018
El PP ha estado durante muchos años dirigido con puño de hierro, con el ordeno y mando de un líder escogido a dedo por su antecesor. Ahora les ha entrado un ataque de democracia, y la duda es si saldrá bien parado de este envite o si, por el contrario, el partido puede entrar en barrena.
Manuel Fraga eligió a José María Aznar y éste a Rajoy. Todos han dirigido el partido a su gusto y han disfrutado de un poder absoluto.Ahora han celebrado sus primeras primarias, y aunque un poco descafeinadas, el resultado puede abrir una etapa más convulsa, porque a este hecho sin precedentes, se le une que es la primera vez desde 1990 que el liderazgo se va a dirimir sin estar en el Gobierno.
Presumía el PP de tener 800.000 militantes, pero ha resultado ser una leyenda callejera, porque solo se han inscrito 66.000 para participar en las primarias. ¿Tiene realmente el partido tantos afiliados o era solo una mentira que por tantas veces repetida se la han acabado creyendo? ¿Por qué hay que inscribirse para poder votar? ¿No es suficiente con mostrar el carné del partido? En definitiva, ¿por qué el PP pone tantas trabas a sus militantes para poder votar?
Quizás porque el partido le teme a la democracia interna. ¿Por qué sino los militantes escogen únicamente a los finalistas de la carrera y luego son los compromisarios los que deciden quien preside el partido? ¿No será porque así queda en manos del aparato la última palabra? No vaya a ser que a los militantes les dé por escoger a alguien que no convenga.
Primarias descafeinadas porque solo ha votado el 80% del 7%, donde del criterio de los militantes se pasa al criterio de los compromisarios. Donde de una democracia plebiscitaria se pasa a una representativa. Y donde finalmente, para hacer todavía más democrático el proceso, se le sustrae al partido el debate para que no se vean las diferencias que tienen entre los candidatos y dañen al partido
El caso es que el resultado de las primarias ha sido muy ajustado. Ganó Soraya, que se presentaba como una candidata limpia de los males del partido porque ella solo estaba en el Gobierno.Y de segundo quedó Pablo Casado, que estaba alejado de los problemas del Gobierno porque solo era diputado. Es decir, aquí no se consuela quien no quiere. Uno por estar lejos del Gobierno y otro del partido, aunque ambos se presentan como la renovación.
Con Soraya, el PP sería un partido de centro derecha con un líder moderado. Con Pablo Casado, el partido sufriría una derechización y se parecería más al de Aznar. En cualquier caso, gane quien gane tendrá un reto enorme, consistente en ganar al renacido PESOE y desplazar a Ciudadanos, que se está haciendo con el centro derecha del país.
Publicado en PontevedraViva.com el día 13 de Julio de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario