Pontevedra, 29 Diciembre de 2017
Estaba escribiendo un artículo sobre Cataluña y
entonces me susurraron al oído, ¡otra vez Cataluña!. Entonces
he pensado que este será mi último articulo del año porque el domingo es 31 de diciembre,
que habrá tiempo para hablar de Cataluña y que debería dedicarlo a felicitar el
año nuevo a la gente que me conoce, a la que lee mis artículos, y a los
lectores en general.
Estos días
se suceden los resúmenes del año, donde se repasan los mejores y peores sucesos.
Todos hacemos balance del año que
finaliza y propósitos para el que va a comenzar, y el recuento suele ser
bastante agobiante porque hacemos más hincapié en las cosas malas que nos han
sucedido. Respecto a los propósitos, en un par de meses quedarán en el
olvido.
La gente lo
que hace ahora es prepararse para las fiestas, las cenas y las celebraciones,
porque la Nochevieja es, sobre todo, momento para la diversión. Hace unos años
(muchos años), para mía también lo era. Nos
juntábamos unos amigos y salíamos hasta el amanecer. En Nochevieja todo era
diferente, las sensaciones, la gente, incluso el frío era diferente y se
llevaba bien. Posiblemente era el mejor día del año, y lo esperaba con
ansia. Quizás porque el famoso espíritu de la Navidad se prolongaba hasta
finalizar el año y lo inundaba todo haciéndonos sentir muy felices.
Ahora ya
no lo veo así. Ahora veo sillas vacías por todas partes, veo a los que ya no
están conmigo, incluso puedo recordar su voz y su olor. Pienso como serían
ahora si estuvieran aquí, como habrían envejecido. Los siento a mi lado y me pregunto si los demás tendrán la misma
sensación. Y cuando vuelvo a la realidad, entonces es cuando pienso si algún
día, los que ahora tengo a mi lado me sentirán a mí cuando ya no esté.
Posiblemente si, porque el espíritu de la Navidad, que no envejece, ni
desaparece y que es eterno, volverá como cada año para empapar el ambiente de
melancolía y nos traerá con él a los que ya no estemos, para que los que estén,
nos sientan más cerca.
En fin, el
año se acaba, y yo me encuentro agotado. Quizás
por la sensación de haber llegado al final de una etapa. Muchas veces pienso de
qué vale celebrar el fin de año si cada día es un fin de año. Cada día
puede ser el último, por tanto debemos aprovecharlo como tal.
Feliz Año 2018 a mi familia, a mis amigos, a los
que me conocen, a los que conozco, a los lectores, a los que dirigen este
periódico… a todos.
Publicado en PontevedraViva.com el día 29 de Diciembre de 2017
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