Pontevedra, 15 Diciembre de 2017
Desde la distancia todo se ve
de otra manera. Los sentimientos cambian, se hacen más fuertes, y los análisis suelen
adquirir una mayor objetividad. Es mejor alejarse un poco para ver las cosas más
claras, porque cuando uno vive en el centro del asunto, puede acabar obcecado y
sin soluciones. A todos nos pasa, y lo
difícil es ver que necesitas de la distancia para aclarar las ideas.
Desde ahí, desde la distancia, observo
como el pueblo en el que nací languidece. Sin proyecto, sin liderazgo, sin
ideas, sin nada. Estoy convencido de que
tiene un enorme potencial, pero que no se aprovecha como se debiera. Creo
que las cosas podrían estar mucho mejor, pero carecemos de dirigentes responsables
con la altura de miras necesaria para, cuando menos, darse cuenta de ello.
La política local se basa en el enchufismo de
personas afines al partido para comprar voluntades a cambio de votos con el
único objetivo de perpetuarse en el poder. Lo único que importa es que el partido gobierne.
Bueno, más que gobierne, que consiga el poder, porque lo de gobernar es una
quimera. ¿No deberían los partidos (no
digamos ya los votantes) evaluar a sus políticos por los resultados? Seguro
que los votantes sí, pero esperar que lo hagan los partidos es de una
ingenuidad absoluta.
¿En qué ha cambiado Vilanova en los últimos 25
años? ¿Qué logros,
qué obras, qué infraestructuras, qué desarrollo económico, se ha producido en
todo ese tiempo? Prácticamente ninguno, más bien todo lo contrario. Se ha
producido un retroceso político y social de incalculables consecuencias. ¿Cuál es el balance de gestión del partido
que ha arrasado en las urnas durante los últimos veinte años?. Si los evaluamos
por sus resultados, no habría uno que aguantase el tirón, y si fuesen empleados
de una empresa privada, habrían sido relevados de sus funciones hace muchos años
por su incompetencia.
Imagino que sucede lo mismo en
otros tantos municipios, pero a mí me duele el mío. Endeudado por la mala
gestión y la incapacidad de sus dirigentes que confunden la gestión de lo
público con tener poder para que la gente les haga la pelota, y como lo único que se juegan es nada,
dilapidan el dinero público.
Pero no son los únicos
responsables porque, ¿alguien se ha
parado a pensar si su voto ha servido para algo? No hay ni gobierno ni
oposición, únicamente aprendices de políticos sin formación ni información que
no aspiran más que alcanzar algún puesto tranquilo donde cobrar lo que por sus
propios méritos no conseguirían jamás. ¿Es esto lo que nos merecemos? ¿Cuándo
vamos a despertar? ¿Cuándo va a aparecer
alguien que haga política de verdad, que se preocupe por las personas y que
sepa obtener el mayor rédito de las enormes
potencialidades que tiene el pueblo? ¡Cuán
largo me lo fiáis, amigo Sancho!
Publicado en PontevedraViva.com el día 15 de Diciembre de 2017
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