sábado, 28 de enero de 2017

Ultanacionalista y agresivo

Pontevedra, 27 Enero de 2017

Ultranacionalista y agresivo, así califican los medios estadounidenses al presidente Trump. La verdad es que el magnate neoyorquino se lo ha ganado a pulso, pero él no engaña a nadie, y no se puede decir que haya interpretado un papel para llegar a la Casa Blanca. Más bien todo lo contrario, puede que ahora que ha alcanzado la presidencia, edulcore un poco sus propuestas, porque una cosa es hacer campaña, y otra bien diferente gobernar. ¿Qué ideología tiene Trump? ¿Pueden ser peores sus promesas electorales que las decisiones de gobierno?. Pueden serlo, pero lo preocupante es que le han votado por las promesas.

Todo en él es una incógnita, y aunque la realidad pueda ser bien diferente a la teoría, mucho tendría que endulzar su mandato para que mudásemos la idea que nos ha proyectado. De momento, se ha propuesto eliminar de golpe el legado de su antecesor, al que pretende convertir en un mal sueño que los americanos han tenido que vivir durante los últimos ocho años. Desde el primer día de su gobierno, ha comenzado a desmantelar la obra de Obama. Como primeras medidas, ha firmado una orden para derogar el seguro sanitario y convertir las deportaciones de los simpapeles con antecedentes en una prioridad. Además sigue empeñado en construir un muro que le separe con Méjico y pretende pasarle la factura a los propios mejicanos.

También tiene previsto apoyar la famosa Segunda Enmienda de la Constitución, que ampara la posesión de armas de fuego. Eliminará el plan de Acción Climático buscando una mayor dependencia del petróleo y pretende retirar a EEUU del Tratado de la Alianza Transpacífica (TPP) que fue firmado por Obama en febrero pero que falta ser ratificado. Como vemos, todas estas medidas son de una clara cerrazón y van encaminadas a conseguir lo que ha sido el eje principal de su campaña y de su filosofía: “América primero”. Con este eslogan ha convencido a muchos americanos.

Trump es un americano muy rico que ha alcanzado el poder con los votos de sus conciudadanos, pero en el fondo no es más que un populista nacionalista, retrogrado y casposo por muy de Nueva York que sea. No entiende que la grandeza de EEUU está en sus habitantes pero también en todos los que llegan de fuera, en las inversiones de otros países, en los acuerdos comerciales con medio mundo…


EEUU ha escogido, y hay que respetar la decisión de sus ciudadanos aunque en muchas ocasiones, igual que en otros países, se equivoquen. Pero así es la democracia. El problema es que EEUU no es un país cualquiera. Es la principal potencia mundial, y sin duda la que mayor influencia ejerce sobre el resto del mundo. Y este ejemplo podría correr como la pólvora, sobre todo en Europa, donde ya hay otros populismos ultras que tratan de ver a Trump como un ejemplo a seguir. Europa debería mirar esto con preocupación, establecer una política común única en temas estructurales y tratar de hacer un escudo de protección del proyecto que tanto tiempo ha costado construir pero que se podrá tirar por tierra a las primeras de cambio.

Publicado en PontevedraViva.com el día 27 de enero de 2017


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