sábado, 17 de diciembre de 2016

Ocho en la Península, nueve en Cataluña

Pontevedra, 16 Diciembre de 2016

Teóricamente en España deberíamos guiarnos por el meridiano de Greenwich, que marca el huso horario que nos corresponde. Pero el hecho de guiarnos por el de Berlín (por motivos que no vienen al caso), provoca unos desfases que nos obligan a modificar los horarios de verano e invierno afectando enormemente a muchos aspectos de nuestra vida diaria. Es como si viviésemos en un constante yet lag. Es verdad que en todo esto también influyen nuestras costumbres, pero seguro que muchas de ellas se adaptarían con un horario más influenciado por lo que marca el sol.

Este es un tema recurrente de todos los partidos, incluso muchos lo han incluido en sus programas electorales, pero ninguno ha hecho nada. Parece que ahora el Gobierno de Rajoy se lo quiere tomar en serio y a través de la ministra de trabajo ha propuesto un gran pacto político y social para mejorar la calidad del empleo mejorando la conciliación y la racionalización de horarios. La idea, si es tomada en serio, no es mala y debiera de aplicarse ya, al menos en lo que al cambio de huso horario se refiere. Sin embargo cuando la ministra añadió que pretende que la jornada laboral debiera finalizar a las seis de la tarde, es cuando da la impresión de que el tema no se trata con la seriedad requerida. ¿Pretende la ministra formalizar una propuesta seria y con fundamento, o por el contrario se trata de un globo sonda político que traerá muchas horas de debate y tertulia en los medios para no hablar de otros temas más espinosos?

El tema tiene dos aristas. Por un lado el cambio del huso horario, donde no debería haber ninguna duda para aplicarlo a la mayor brevedad. Y la otra es la referente a las costumbres, algo más difícil de componer pero que tendría un importante empuje con el cambio del huso. Urge cambiar las costumbres sociales que no ayudan a la conciliación. Comemos fuera de hora, salimos de trabajar a horas intempestivas, cenamos tardísimo, etc.... Necesitamos europeizarnos y dejar de calentar la silla de los despachos. No es necesario justificarse con horarios interminables que son enormemente improductivos.

Ahora bien, aplaudo que la ministra se preocupe por el tema, pero si pone como excusa la calidad del empleo, también debería preocuparse por otros aspectos que afectan a la salud laboral de los españoles, como el abuso de algunas empresas a sus empleados que hacen jornadas interminables cobrando menos horas de las que hacen, trabajadores que cobran menos del salario mínimo, o que se disponga de más recursos para inspecciones de trabajo. Porque la reforma laboral de la que tanto presumen, es una ley hecha para la explotación del trabajador, y hay que empezar por asegurar que a los trabajadores en este país se les respeten los derechos laborales.

En definitiva, adaptar el país a los husos horarios que le corresponden sería el primer paso, y traería consigo un nuevo motivo de diferenciación con Cataluña porque allí tendrían que quedarse con la hora actual. ¿Se imaginan una España en la que tuviésemos que escuchar en cada informativo son las ocho en la península las nueve en Cataluña? Puede que para Rajoy, este motivo pese más que el cambio de costumbres y provoque que el tema se vuelva a quedar en un cajón durante años.

Publicado en PontevedraViva.com el día 16 de Diciembre de 2016

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