Pontevedra, 16 Diciembre de 2016
Teóricamente en España deberíamos guiarnos por el
meridiano de Greenwich, que marca el huso horario que nos corresponde. Pero el
hecho de guiarnos por el de Berlín (por motivos que no vienen al caso), provoca
unos desfases que nos obligan a modificar los horarios de verano e invierno
afectando enormemente a muchos aspectos de nuestra vida diaria. Es como si viviésemos en un constante yet
lag. Es verdad que en todo esto también influyen nuestras costumbres, pero
seguro que muchas de ellas se adaptarían con un horario más influenciado por lo
que marca el sol.
Este es un tema recurrente de todos los partidos, incluso
muchos lo han incluido en sus programas electorales, pero ninguno ha hecho nada.
Parece que ahora el Gobierno de Rajoy se lo quiere tomar en serio y a través de
la ministra de trabajo ha propuesto un gran pacto político y social para
mejorar la calidad del empleo mejorando la conciliación y la racionalización de
horarios. La idea, si es tomada en
serio, no es mala y debiera de aplicarse ya, al menos en lo que al cambio
de huso horario se refiere. Sin embargo cuando la ministra añadió que pretende
que la jornada laboral debiera finalizar a las seis de la tarde, es cuando da
la impresión de que el tema no se trata con la seriedad requerida. ¿Pretende la
ministra formalizar una propuesta seria y con fundamento, o por el contrario se
trata de un globo sonda político que traerá muchas horas de debate y tertulia
en los medios para no hablar de otros temas más espinosos?
El tema tiene dos aristas. Por un lado el cambio del huso
horario, donde no debería haber ninguna duda para aplicarlo a la mayor
brevedad. Y la otra es la referente a las costumbres, algo más difícil de
componer pero que tendría un importante empuje con el cambio del huso. Urge cambiar las costumbres sociales que no
ayudan a la conciliación. Comemos fuera de hora, salimos de trabajar a
horas intempestivas, cenamos tardísimo, etc.... Necesitamos europeizarnos y
dejar de calentar la silla de los despachos. No es necesario justificarse con
horarios interminables que son enormemente improductivos.
Ahora bien, aplaudo que la ministra se preocupe por el
tema, pero si pone como excusa la calidad del empleo, también debería
preocuparse por otros aspectos que afectan a la salud laboral de los españoles,
como el abuso de algunas empresas a sus empleados que hacen jornadas
interminables cobrando menos horas de las que hacen, trabajadores que cobran
menos del salario mínimo, o que se disponga de más recursos para inspecciones
de trabajo. Porque la reforma laboral de la que tanto presumen, es una ley
hecha para la explotación del trabajador, y hay que empezar por asegurar que a los trabajadores en este país se les
respeten los derechos laborales.
En definitiva, adaptar el país a los husos horarios que
le corresponden sería el primer paso, y traería consigo un nuevo motivo de
diferenciación con Cataluña porque allí tendrían que quedarse con la hora
actual. ¿Se imaginan una España en la que
tuviésemos que escuchar en cada informativo son las ocho en la península las
nueve en Cataluña? Puede que para Rajoy, este motivo pese más que el cambio
de costumbres y provoque que el tema se vuelva a quedar en un cajón durante
años.
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