Pontevedra, 23 Diciembre de 2016
CCOO
y UGT han reaparecido. Al menos eso parece a tenor de
la manifestación convocada el pasado domingo contra el Gobierno de Rajoy. Según
los líderes sindicales, se han decidido porque han constatado que el diálogo
social que ofrece Rajoy no es más que un postureo estético que excluye las
grandes reivindicaciones sindicales como la derogación o modificación de la
reforma laboral. ¡Bienvenidos
al mundo real señores sindicalistas! ¿Y han tardado en percatarse de ello
cuatro años? ¡Por favor!
Dicen que quieren presionar al
Gobierno para ayudar a los trabajadores a recuperar sus derechos. ¿Y no hubiese sido mejor ayudar a que
no los perdieran? ¿Dónde han estado los sindicatos los últimos años cuando
Rajoy y los suyos perpetraban sus ataques contra la clase media trabajadora de
este país? Estaban tapados, endiosados y acomodados
mientras los trabajadores aguantaban el chaparrón que les venía encima. Pero ahora
vuelven y dicen que hay una alternativa, y que ésta pasa, por mejorar la
calidad del empleo, algo que no es posible sin derogar los aspectos de la
reforma laboral que consideran más lesivos. Pero no sólo eso, sino que además se atreven también a pedir el aumento
del salario mínimo y una solución para repatriar a los españoles que han tenido que emigrar. Vamos, que de repente se han dado cuenta de
que están ahí para algo más que figurar y cobrar los suculentos sueldos que le
aporta el erario público. Sinceramente, me parece una burla que nos vengan
ahora con esta milonga, pero en todo caso, bienvenidos de nuevo al lugar que no debieron abandonar.
Si aspiramos a que se reconstruya
un cierto contrato social para afrontar la cuestión del futuro del trabajo y la
cuestión generacional, los sindicatos tienen que desempeñar un papel
fundamental, y para ello necesitan legitimarse. Han estado mucho tiempo con una
imagen alejada de la realidad, muy elitista, y es necesario que recuperen su
potencia. Además la
coyuntura es favorable para ellos, porque tanto PSOE como Podemos no les pueden
dar la espalda en estos momentos. Los problemas
son muy graves y la actitud del Gobierno es la de siempre, buenas palabras para
no concretar nada. En este contexto los sindicatos necesitan recuperar la voz
social desaparecida en los últimos tiempos.
La
ausencia de negociación colectiva nos ha traído hasta aquí, y ese era precisamente
el objetivo de Rajoy. Tenemos que tener claro que los
recortes y la precariedad laboral que llegaron con la crisis no van a
desaparecer cuando ésta remita. Entre otras cosas, porque la propia crisis fue una excusa para
aplicar esas políticas. Se trataba de desmontar un
mercado laboral que se consideraba demasiado rígido y que sobre protegía a los
trabajadores, para volver a un modelo de relación laboral basado en la relación
de negociación desigual que se produce entre empleador y empleado cuando este
no está representado por un colectivo. El objetivo era tener un trabajador barato y fácilmente
reemplazable, y eso lo ha conseguido la derecha gracias, entre otras cosas, a la
inacción de los sindicatos.
Por tanto, aplaudo el cambio de
actitud que parecen atisbar los sindicatos. Conservan una capacidad de
movilización ciertamente importante y deben trabajar para recuperar y reconstruir
buena parte de los derechos perdidos. Pero deben andarse con ojo, porque Mariano utilizará toda
su mejor estrategia en estos casos. Ni una mala palabra, ni una buena acción.
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