Pontevedra, 16 Abril de 2016
Tras el brutal atentado de Bruselas, igual que ocurrió
con el último de Paris, la comunidad internacional y sobre todo la europea, se
rasgan las vestiduras condenando la acción y se les llena la boca diciendo que
van a tomar medidas. Los medios se vuelcan con especiales y nos cuentan la vida
de cada víctima en un sensacionalismo ridículo pero que responde a la demanda
de la gente. Como el de Bruselas, se producen a diario decenas de masacres con
asesinatos masivos en los países árabes. Pero esos muertos no son como los
europeos. Los líderes políticos no salen cada día a condenar estos atentados,
ni los medios se vuelcan de la misma forma. Tampoco conocemos las vidas de esas
víctimas anónimas. ¿Son acaso menos importantes que las europeas? ¿Qué les
diferencia de nosotros? Solo que hemos nacido al otro lado del Mediterráneo, en
la zona rica del mundo, por eso ellos no tienen derecho ni a tener derechos.
Existe una doble moral en Europa que se ahoga en su propia falta de respuesta
al problema y que le impide reconocer los derechos de los que por el hecho de
nacer en la zona pobre del mundo solo sirven para justificar la venta de armas
a países que acaban disparando contra su propio amigo. Todos somos Bruselas
igual que antes fuimos París. ¿Cuándo seremos Siria, Iraq...?
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