Pontevedra, 22 Abril de 2016
Podemos ha tardado una eternidad en consultar a las bases
su opinión sobre un posible pacto de gobierno con PSOE y Ciudadanos. La consulta llega tarde y estaba
envenenada, porque la pregunta tenía trampa, prueba clara de que la
intención de los dirigentes no era la de fomentar el acuerdo. Tras la espantada de Podemos y la
constatación por parte de Pedro Sánchez y Albert Rivera de que ya no hay más
margen para el Gobierno reformista a tres, el foco se dirige ahora sobre el
presidente del Gobierno en funciones. Es el turno de Mariano Rajoy. Bueno, en realidad su turno
ya ha pasado, pero ahora podría tener una segunda oportunidad.
Tras cuatro meses desde las elecciones del 20-D, y con el tiempo de descuento al límite
para poder designar un nuevo candidato a la
investidura, nuestros
dirigentes no asumen su
responsabilidad. Con Podemos ya se ha visto que no se puede contar, son unos recién llegados
que han demostrado no saber estar a la altura de las circunstancias. Vamos, que
esto les queda grande. Pero más significativo si cabe es el “missing” del PP
con su presidente al frente. El partido más votado, el de mayor número de
afiliados, el que defiende la unidad de España por encima de todo, el que más
de todo (incluso en corrupción) es el mismo que ha dejado tirados a los
españoles a las primeras de cambio. Rajoy mostró sus cartas al hacerle un quiebro al Rey en la fase de
consultas,
echándose a un lado a pesar de que, como él mismo y su partido se cansan de
repetir, han ganado las elecciones y tenía la obligación, cuando menos, de
intentar un acuerdo de gobierno.
Llevamos meses escuchando que fue el Partido
Popular el que ganó las elecciones y que lo razonable es que Rajoy presida un
Gobierno de gran coalición que incluya a los partidos llamados
“constitucionalistas”. Llegaron a decir que el candidato del PP iba a hacer una
oferta que Sánchez y Rivera no podrían rechazar. Pero ha pasado el tiempo y el presidente en funciones no
ha movido un dedo. Se ha limitado a hacer campaña preelectoral.
¿Qué tenía que haber hecho Mariano? Por lo de pronto dar un paso al frente, llamar a los líderes de
la oposición y presentar un programa de gobierno. En una palabra, asumir su
responsabilidad. Pero para ello tenía que tener voluntad y algo más que vagas
propuestas. ¿Cuál es ese
proyecto que no podrían rechazar? ¿Existe
o solo era una hipérbole para llenar el tiempo de espera hasta las nuevas elecciones?
Es cierto que los socialistas no tienen intención de llegar
a ningún acuerdo con los populares, y que
el líder de
Ciudadanos ha repetido varias veces que no pactarán un Gobierno que presida Mariano Rajoy. Pero en política, como
en el fútbol, el partido no acaba hasta que el árbitro pita el final, y ya se están viendo atisbos de voluntad para sentarse con Rajoy.
Estamos en los minutos de descuento y no tendría mucho sentido que el PP deje que
corra el reloj esperando un milagro de última hora. Pero no lo hará porque para ellos
que lo rechacen es una derrota y quiere llegar a las elecciones como el gran
perjudicado de esta situación. Total, sus votantes no van a exigirle muchas
explicaciones.
Los expertos dicen que, hoy por hoy, las encuestas no pueden ser precisas porque los ciudadanos
no están todavía en modo elecciones. Sí parece que la mayoría de los
españoles prefiere que se llegue a algún acuerdo que evite unos nuevos
comicios. Y no hay que descartar que en unas nuevas elecciones aumente la
abstención y se castigue a los que no se han esforzado en buscar un pacto.
Sin embargo, en el hipotético e improbable caso de que el
pacto a tres finalmente se lleve a cabo, ¿con
qué cara mirarían PSOE y Ciudadanos a sus votantes al permitir que Mariano
Rajoy vuelva a presidir un Gobierno siendo el líder de la corrupción en
España?.
En definitiva, estamos abocados a unas nuevas
elecciones, y no porque sea lo mejor para el país, sino porque es lo que los
partidos políticos quieren. De nuevo, pensando
en ellos entes que que en el bien
común.
Publicado en PontevedraViva.com el día 22 de Abril de 2016
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