viernes, 16 de diciembre de 2022

Dos modelos antagónicos

 András, 16 diciembre de 2022

Si el Gobierno cree que para rebajar la tensión en Cataluña el camino es aprobar un nuevo código penal a la carta, en su derecho está. Si considera que, mediante la concesión de privilegios penales como los indultos, o edulcorando ciertos delitos como la sedición y la malversación, el problema catalán se puede solucionar, legitimado está para ello. Es una decisión de un gobierno democrático que está para eso, para tomar decisiones y arriesgarse a que funcionen.


Sin duda, el desafío secesionista es la tarea más importante que hemos tenido en España desde la Transición. Un asunto de difícil solución, pero en el que no hacer nada no es una alternativa. Cierto es que hay diferentes vías de arreglo, aunque, por desgracia, todas coincidan en las pocas posibilidades de éxito. Lo que sí tenemos, son dos formas antagónicas de ver el tema y de afrontarlo.


Son las que representan el PP y el PSOE. Los únicos que pueden resolver el conflicto, y también responsables máximos de la situación a la que se ha llegado.


La postura del PP es una postura sólida y severa con los infractores. La típica de la derecha: mano dura. ¿Recuerdan el viejo lema de la letra con sangre entra?, pues eso es lo que proponen para Cataluña. Mano dura y el uso de todos los elementos legales a su alcance, incluyendo el endurecimiento del código penal todo lo que haga falta. 


Por su parte, la postura del PSOE ha sido siempre la de aplicar una política menos firme, más serpenteante y clemente con los imputados y condenados por el procés, utilizando las armas legales que sean necesarias, incluyendo el ablandamiento ad hoc del código penal.


Lo que es evidente es que, desde el punto de vista teórico, la estrategia del PP es superior. Pero desde el punto de vista práctico, con el PP en el poder, tanto la tensión política como el apoyo ciudadano al independentismo alcanzaron máximos históricos, y con el PSOE, ambos indicadores descendieron a niveles mínimos.


Esto nos trae a la cabeza la vieja dicotomía de siempre. Si agravar las penas de cárcel y ser duros con los delincuentes o, por el contrario, tratar a los condenados de forma más humana y didáctica, buscando la reinserción, el arrepentimiento y unas tasas de reincidencia más bajas. En este caso, se busca rebajar la tensión para lograr que el número de apoyos a los secesionistas disminuya y se les pueda derrotar en las urnas.


Es difícil saber si electoralmente le irá bien a Pedro Sánchez apostar por la vía de la concordia con los infractores, pero siempre será mejor que volcarse del lado de los de la mano dura porque, de eso, en este país, ya hemos tenido bastante. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 16 de diciembre de 2022



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