András, 08 noviembre de 2022
Feijoo se ha ido
a hacer las Américas. Algo que se le da muy bien porque, durante sus años de
presidente de la Xunta, adquirió una gran experiencia viajando con dinero público
para pedir el voto para él.
El caso es que, desde allí, se ha dedicado a hacer lo mismo que hace aquí, básicamente, echar basura sobre el Gobierno de España, esta vez a colación de la ley de memoria. Para Feijoo, la guerra civil española no fue más que una pelea entre nuestros abuelos, y que sus nietos ya hicimos la reconciliación con la transición y, por tanto, que eso de seguir a vueltas con el asunto y aprobando leyes de memoria es una absurdez porque, a su entender, todo está finiquitado.
Hasta aquí sin novedad porque, en esencia, ese es el mensaje de la derecha y la ultraderecha española desde siempre, que el pasado ni tocarlo porque ya está todo perfectamente resuelto y superado. Es verdad que en parte es así, al menos para ellos, que se han encargado durante cuarenta años de dictadura de homenajear y vengar a los suyos. Si este era el fondo de su argumento, entonces no le falta razón.
Sin embargo, eso de que la reconciliación llegó con la transición no es del todo cierto, porque hay un pequeño detalle que se le olvida al señor Núñez Feijoo, y es que el partido que preside tardó 27 años en condenar el franquismo, los que pasaron desde la muerte del dictador hasta el día en que condenaron la etapa más negra de la España reciente.
Por tanto, si tan interesado está en cerrar heridas, debería de ser el primero en defender la ley de memoria democrática para, de una vez por todas, como en cualquier país civilizado, desagraviar a todos los perjudicados por la guerra, no solo a los de un bando, no solo a los de “su” bando. Total, todo por una pelea de abuelos ¿verdad, señor Feijoo?
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