András, 27 Mayo de 2022
Menuda polémica hemos
tenido por la visita del Emérito a España. A Juan Carlos, que se le
pueden reprochar muchas cosas, no se le debería, sin embargo, acusar tener mal
gusto; porque escogió Galicia como última etapa antes de su destierro
“voluntario”, y volvió a preferir la misma tierra para su regreso temporal.
Tonto, no es.
Lo de la polémica no es algo nuevo porque aquí, si exceptuamos las cosas importantes, discutimos por todo, y casi siempre, carentes de razón y argumentos de peso suficientes. Los que están en contra lo crucifican, y los que lo defienden lo vitorean. Y después están aquellos que, sin saber los motivos, se decantan por uno u otro bando solo por ir en contra de todos los demás. Todo muy español…
Posiblemente todos tengan algo de razón, tanto los que le critican como los que le aplauden, porque nadie está en posesión de la verdad absoluta. Pero de lo que no cabe ninguna duda, y esto no es opinable, es que Juan Carlos, con su comportamiento, ha infringido un enorme daño a la Jefatura del Estado por los acontecimientos que se han ido produciendo desde su abdicación.
Como tampoco es opinable que, debido a que los presuntos delitos cometidos han prescrito, es un hombre judicialmente libre de toda causa. Cierto es que lo que hizo es muy feo y que le queda la mancha moral de quien se sabe culpable, aunque no haya sido condenado.
Lo que no deja de sorprender, es la doble vara de medir con la que los independentistas catalanes evalúan este tipo de acciones. Conocidas son sus artimañas, y que el poder del que disfrutan es responsabilidad absoluta de PP y PSOE. Pero la impunidad de criterio con la que se mueven es, hasta cierto punto, repugnante.
Sobre todo, viniendo de un partido cuyo líder fue condenado a 13 años de prisión por tratar de arrebatar a los españoles el derecho que tienen a decidir. Por eso, a pesar de su condena, Junqueras ejerce de ideólogo mayor del reino y va por ahí dando clases de moralidad. Todo gracias a que fue indultado y blanqueado por el Gobierno de la nación que tanto odia.
Es decir, si bien el padre del Rey tiene muchos motivos de reprobación, no parece que los de Esquerra sean los más indicados para repartir carnés de honorabilidad, y mucho menos para escandalizarse por la presencia de Juan Carlos en España.
Publicado en PontevedraViva.com el día 27 de Mayo de 2022
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