András, 13 mayo de 2022
Nadie discute que el Gobierno está en su derecho de elegir los
cargos de confianza que le convengan, pudiendo nombrar y cesar a las personas
que considere oportunas en cada momento. En ese sentido, la persona que
dirige el CNI, organismo que se encarga de la seguridad nacional es, sin duda,
el cargo de mayor confianza del que un Gobierno puede disponer.
Lo que está en cuestión, por tanto, no es el nombramiento de cargos de confianza por parte del Gobierno, sino las excusas esgrimidas por la ministra de Defensa para justificar el cambio de Paz Esteban como jefa de los servicios secretos españoles.
Blanco y en botella suele ser leche y, en este caso, todo apunta a un nuevo trato de favor para contentar las insaciables fauces del movimiento nacional independentista, por eso el Gobierno ha defenestrado, sin causa conocida a la número uno de la inteligencia española.
Al menos esa es la sensación que nos queda tras la larga comparecencia de la ministra que firmó su destitución. Evasivas, rodeos, elogios sin criterio y, muchas consideraciones ajenas al asunto, solo para llegar a la conclusión que la única razón del despido es que convenía políticamente.
¿Y por qué convenía políticamente despedir a alguien que, en palabras de la propia ministra, ha sido ejemplar durante toda su trayectoria en el puesto? Esa es la gran pregunta que requiere de una respuesta.
Habló la ministra de la necesidad de dar un impulso para redoblar los recursos y el esfuerzo en el Centro Nacional de Inteligencia ante la situación tan convulsa que vivimos actualmente. ¿Es que era Paz Esteban el obstáculo para dar ese impulso? Y si lo era, ¿por qué entonces no la destituyeron antes? ¿Miente ahora la ministra con las excusas que esgrime, o mentía antes cuando, a sabiendas de la necesidad de un impulso en el CNI, no adoptó la decisión?
Margarita Robles es una buena ministra y transmite confianza, sin embargo, en esta ocasión, lo único que ha demostrado es una gran lealtad a Pedro Sánchez. Robles ha perdido la primera guerra en la que se ha visto envuelta, la que le enfrentaba a su compañero Bolaños, y tras varios días defendiendo el trabajo del CNI, personalizando en la propia directora los éxitos y la legalidad de todas las acciones que ha emprendido, finalmente sale a decir que la han tenido que destituir.
Si Pere Aragonés fue espiado por orden judicial, y las infecciones de los móviles de los miembros del Gobierno eran inevitables, ¿por qué han cesado a la directora del CNI? La respuesta correcta es que se la han cargado para aplacar la ira de ERC.
Publicado en PontevedraViva.com el día 13 de Mayo de 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario