viernes, 7 de agosto de 2020

El Rey se va a una República

 András, 07 Agosto de 2020


El Rey Juan Carlos se va. Se va de nuevo, porque ya se fue una vez cuando abdicó, pero ahora se vuelve a ir. Dice que se va a vivir fuera de España, a una república. Ese es el mejor resumen del esperpento en el que se ha convertido la Monarquía española en los últimos años. El Rey elige una República para su retiro dorado y escapar así de la presión que el poder judicial ejerce en su Monarquía parlamentaria. 


Juan Carlos constituirá la tercera generación de borbones que se han tenido que ir de España. Por algo será. Al principio todo iba bastante bien para él, le llamaban campechano, y a pesar de haber sido señalado por el dedo del dictador para ejercer la jefatura del Estado, enseguida se ganó el cariño de la gente. Tampoco es difícil de conseguir esto en España. Pero se ve que llevaba en los genes ser un badanas y ha acabado aprovechándose de su cargo como un vulgar político de tres al cuarto. 


La presunta recepción de donaciones millonarias, los líos de familia, yernos retorcidos, las amantes, las matanzas de especies en peligro de extinción y, sobre todo, la mancha en la imagen de España, han provocado que le hayan “recomendado” irse fuera, en un intento desesperado, e inútil, de ponerse a cubierto del linchamiento mediático y, sobre todo, salvaguardar la institución que representa. 


Después de cuarenta años viviendo en un palacio pagado con fondos del erario público, ha llegado la hora de emanciparse. Todavía no se sabe con seguridad dónde irá, pero parece que, como primera parada, podría haber escogido la República Dominicana. Aunque se barajan otros posibles destinos, todos ellos repúblicas, por supuesto. Eso sí, tras pisar suelo gallego como último reducto español antes de partir. Eso le honra. En realidad, cualquier sitio es bueno para exiliarse, sobre todo si te vas con los gastos pagados.


Mala herencia le ha dejado a su hijo, quién vive constantemente con el corazón en un puño y que, a su papel institucional en una etapa excesivamente convulsa, une los líos familiares que, de momento, no parecen salpicarle. Primero su hermana y su cuñado, ahora su padre...


Si realmente el emérito hubiera querido ser ejemplar, lo que tenía que haber hecho era quedarse aquí, ponerse a disposición de la justicia, renunciar a sus privilegios y asumir sus actos. Esa hubiera sido la mejor forma de dar la cara y hacer un último servicio al país. Primero ayudando a traer y consolidar la democracia, y ahora contribuyendo a limpiarla de la basura de la corrupción.


Publicado en PontevedraViva.com el día 07 Agosto de 2020



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