Pontevedra, 10 Febrero de 2017
Podemos ha entrado rápido en la política española, pero igual de rápido podría salir. Dicen que están para quedarse, que es inevitable
que sigan adquiriendo fuerza y que ya no hay marcha atrás en el proceso de
pluralización de la política española, que no es más que un reflejo de la propia
sociedad. Una sociedad muy diversa que no se circunscribe a derecha e
izquierda, lo que pasa es que solo teníamos dos opciones de voto que
aglutinaban una amalgama de ideologías diferentes.
Coincidiendo con la próxima celebración del famoso Congreso Vistalegre 2,
donde Iglesias y Errejón al más puro estilo de los
viejos partidos, se pelean por el poder, anda un amigo mío empeñado en convencerme de las
bondades de Podemos, a quienes ve como los salvadores de la clase baja,
golpeada por los recortes del PP y la apatía y los complejos del PSOE. Para ello,
suele utilizar los típicos tópicos con los que el partido de Iglesias ascendió
a los cielos de la política: hay que acabar con la corrupción, la justicia debe
ser igual para todos, hay que repartir los beneficios de la banca, hay que prohibir
los desahucios, etc.....
Sin embargo, a mí me surgen muchas dudas que acrecientan mi desconfianza
hacia un partido que de momento ha demostrado tener más de asociación ideológica para debatir sobre ciencia política, que de partido político
preocupado por resolver los problemas de la gente.
¿Es posible tener en España una banca pública? ¿Se puede prometer que se
someterán a la consulta popular todas las decisiones relevantes del gobierno?
¿Es posible hacer una auditoría ciudadana a la banca? ¿Puede un gobierno acabar
con los paraísos fiscales? ¿Se puede prometer una renta básica para todos los
ciudadanos? ¿Puede un Estado ofrecer viviendas a todos los ciudadanos por mucho
que lo diga su Constitución? ¿Tratar de imponer un salario mínimo y máximo a
las empresas es un ejemplo para premiar la productividad, el esfuerzo o el
talento personal? ¿Es justo prohibir los despidos en las empresas que tienen beneficios?
¿No sería esto la funcionarización del ámbito privado? ¿Cómo piensan financiar
las pensiones prometiendo jubilaciones a los sesenta años? ¿Puede un Estado
dejar de pagar su deuda pública solo porque la considere ilegítima? ¿Se puede
obligar a los ahorradores que han comprado más de una vivienda a ponerla en
alquiler? ¿El exceso de intervencionismo estatal que propone Podemos no podría
desencadenar en una sociedad totalitaria? ¿No es
Podemos un lobo con piel de cordero que ha convencido a cinco millones de
votantes con medidas populistas que no puede cumplir?
Solo hay una forma de que puedan demostrar que lo que dicen es posible. Y
es gobernando. Sin embargo, por lo visto hasta el momento, en aquellos sitios
donde ya han alcanzado el poder, no parece que tengan mucho margen de maniobra
y se les ve más empeñados en discutir de banalidades que de
los problemas reales.
¿Por qué no acaba de ser creíble su discurso? ¿Por qué generan tanta desconfianza?
Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Febrero de 2017
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