Pontevedra, 24 Febrero de 2017
En 1970 Lina Morgan protagonizó “La tonta del bote”, una comedia española
donde se presentaba a la mujer como una ignorante al servicio del hombre. Cristina de Borbón es la nueva tonta del bote, y ella misma se ha presentado así ante la
sociedad, con la intención de salir lo mejor parada posible en el juicio del
caso Nóos. Y no le ha ido mal, porque ya hay sentencia y la justicia la ha
absuelto argumentando que solo era una mujer objeto, ignorante de cualquier
cuestión de los negocios familiares y que su marido era el único responsable de
todo.
Respecto a la sentencia, la
sensación es de pasteleo, de amaño para no dañar demasiado a unos y de cierta impunidad con otros.
Que la justicia es lenta es algo que ya tenemos asumido, pero en casos como
este, la celeridad hubiese sido un factor reconfortante. La tardanza con la que
ha llegado este fallo y lo edulcorado que ha salido, hace que el sentimiento de
rabia de la ciudadanía sea mayor. Ver cómo se suavizan las penas a quienes han sido
declarados culpables de delitos tan graves no es plato de buen gusto.
Nóos es la historia de unos
jetas que se unieron para sacar dinero de las administraciones públicas aprovechándose
de una situación de privilegio. Y también es la historia de unos políticos
irresponsables, que se dejaron embaucar tirando el dinero público solo por quedar
bien con el yerno del Rey.
Pero Nóos es también la historia de una ambición injustificada. ¿Qué
necesidad tenían de hacer esto? ¿Es que les faltaba algo? ¿Llegaban justos a
fin de mes? Ella con un trabajo bien remunerado de más de ochenta mil euros y una
suculenta asignación de las arcas públicas a través de la Casa del Rey. Con la
mayoría de los gastos pagados y yendo por la vida sin sacar la cartera para
nada. ¿Qué más querían? Lo que pasa es que pensaron que
los españoles eran idiotas y los políticos corruptos les abrieron las puertas
del dinero público.
Cristina de Borbón tenía a medias Aizoon con su marido, declaraba a
través del impuesto de sociedades lo que debería hacer por el IRPF pero aún así
no se enteró de nada. No sabía nada o no le constaba, como ella misma declaró
ante el juez. Pensábamos que era una mujer moderna,
trabajadora y bien formada, pero solo era una esposa sumisa, que acataba las decisiones de su marido
sin preguntar de dónde salía el dinero para el palacete.
En cierto modo, la sentencia que absuelve a Cristina tiene un punto machista al considerarla inocente por no enterarse de nada. La justicia ha absuelto a la
Infanta, pero la ha declarado tonta del bote oficial.
Publicado en PontevedraViva.com el día 24 de Febrero de 2017
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