domingo, 22 de mayo de 2016

Pensamientos desde TAPEDELLO (70)

Tapedello, 22 Mayo de 2016

Solo estadística

El (antiguo) INEM es un lugar en el que la gente que no tiene trabajo va a anotarse. ¿Y para qué sirve? Para nada. Bueno si, para algo. Para poner una traba más a los desdichados que carecen de trabajo en forma de pérdida de las prestaciones por causa de algún despiste. Y sobre todo, para que los políticos tengan una estadística de cuanta gente está en el paro. Si te aburres de esperar la llegada de una oportunidad laboral y te borras, dejas de contar como parado, y eso es bueno…. para los partidos políticos, porque significa que hay menos gente parada y podrán presumir de gestión. La realidad (demostrada también por la estadística) es que la gente que está anotada en el INEM no encuentra trabajo a través de este organismo, y eso que se supone que tiene esa función, la de ayudar a los parados a encontrar un puesto de trabajo. Sin embargo, sólo dos de cada cien lo hace. ¿Cuánto nos cuesta esto a los españoles? ¿Cuánto cuesta mantener esta organización llena de funcionarios y políticos? Los servicios públicos de inserción laboral son un auténtico desastre, y ya el súmmum del desastre es que el propio servicio de colocación estatal subcontrata a agencias privadas esta gestión. ¡Por favor! ¿Con una organización engordada de personal y aún es necesario subcontratar para mejorar algo los resultados? ¡Mucho hay que recortar todavía en este país!

Ada Colau

Ada Colau ha pasado de ser una activista por la defensa de los afectados por los desahucios, a ocupar un puesto importante en la alta política. Nada más y nada menos que alcaldesa de Barcelona. Y ahí las cosas ya se ven de otra forma. Ahora ya no habla con la claridad que lo hacía antes. Antes se definía perfectamente y mostraba posturas claras y comprometidas. ahora dice cosas como esta:  “Yo no soy ni independentista, ni catalanista, ni española ni catalana”. ¿Qué es entonces la señora Colau? Una persona que estando en política no se define para ninguna opción, no es de fiar. Todo el mundo tiene una posición fijada, al menos en temas trascendentales como el independentismo o el sentimiento nacional por alguna opción. Menos ella, que es neutra. Nos lo pone fácil par decir que la moqueta, el buen salario y el calor de los cómodos despachos oficiales hace que la realidad se perciba de forma bien diferente.

Inestabilidad

Tras las últimas elecciones generales nos hemos visto necesitados de un adelanto electoral al no haber acuerdos entre partidos que propiciasen la gobernabilidad. Esto no es bueno. No me refiero al hecho de votar, sino a que los partidos no sean capaces de pactar nada. Esto es un problemón. Pero ya pasó lo mismo en las municipales celebradas hace un año. La gran dispersión del voto supuso que en algunos ayuntamientos no hubiese mayorías minoritarias y hubo que conformar gobiernos con varios partidos. Con acuerdos para conformar los gobiernos, pero parece que para nada más. Porque transcurrido algún tiempo de aquellos pactos, vemos como la gestión en esos concellos deja bastante que desear y se limita únicamente a actos simbólicos y a decir lo que deberían hacer pero sin hacerlo. ¿Por qué no lo hacen entonces? Porque no pueden. ¿Y por qué no pueden? Por dos motivos básicamente. Uno, sus socios de gobierno quieren mandar y no colaborar. Y dos, porque por encima de ellos hay un organismo de ámbito superior, con más y mayores competencias, que les frena todo aquello que puede. La Xunta, gobernada por el PP se dedica a dinamitar cualquier proyecto que llegue de concellos gobernados por partidos que no son de su color. El ejemplo que confirma esta teoría es el de Ourense, donde el PP gobierna en minoría en la corporación municipal pero con la mayoría de la Xunta, que le apoya en todo lo que puede para que los compañeros ourensana sanitario no fracasen a las primarias de cambio. ¿Es esto pensar en los ciudadanos? No.

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