lunes, 21 de agosto de 2023

Campeonas del mundo

András, 21 agosto de 2023

España ha logrado ser de nuevo campeona del mundo de fútbol. Esta vez, gracias al equipo femenino, que ha demostrado una calidad y un oficio muy superior a todas sus rivales. El éxito deportivo es claro e innegable, porque quien gana un campeonato del mundo, no tiene más que razones de sobra para el orgullo y la satisfacción del trabajo bien hecho.

Como consecuencia de ello, estos días se sucederán las muestras de agradecimiento, las felicitaciones y los mensajes inclusivos para que nuestras deportistas se sientan como deportistas antes que mujeres que les gustaba practicar el fútbol. Aun así, vemos también numerosos aspectos que hay que mejorar para que, de una vez por todas, una victoria de este calibre no sea nada más que eso, un enorme éxito deportivo, sin tener que escuchar justificaciones de ningún tipo.

No hay que rascar mucho para ver ese halo de “sí, pero” que hay en muchos comentarios que se producen como consecuencia de la hazaña. Todavía, para muchos, el fútbol femenino es una especie de anacronía contra natura que se acepta, pero no se entiende, porque siguen pensando, y afirmando, que el fútbol es cosa de hombres.

Sin embargo, estos días se multiplicarán los homenajes que, desde todos los rincones de España, se les van a brindar a las jugadoras. En cada provincia, en cada ciudad, en cada pueblo donde han nacido o tienen un familiar lejano, se están preparando recibimientos y recepciones a lo grande.

Está muy bien esto, pero los reconocimientos no tapan las carencias y el oscurecimiento al que están sometidas antes de que se produzcan las victorias. Cuando reivindican medios para entrenar, cuando piden que se les trate igual que a sus compañeros de profesión masculinos, cuando demandan un poco de atención y que se les reconozca los mismos derechos que a sus compañeros, cuando, en definitiva, solicitan que se les dé la misma importancia y seguimiento mediático que a los hombres; ahí es cuando tienen que estar las instituciones.

Ahora es fácil subirse al caballo ganador, y seguro que todos los políticos que anuncian recibimientos apoteósicos, buscan su pequeño momento de gloria gracias al éxito de quienes estaban olvidadas por ellos mismos.

Mención aparte merece el lamentable gesto de Rubiales, el presidente de la federación besó en la boca, sin el consentimiento de ella, a una de las integrantes del equipo nacional, aprovechándose de su situación de privilegio. El hecho carecería de importancia si hubiese hecho lo mismo con cualquier futbolista masculino, pero lo hace porque le sale un sentimiento de superioridad y de machismo que todavía muchos hombres llevan innato en su interior.

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