András, 21 junio de 2024
A Mbappé se le ha ocurrido opinar sobre política para trasladar un mensaje a los jóvenes franceses, y decirles que no se desentiendan del mundo en el que viven, animándolos a que vayan a votar contra los extremos que actualmente amenazan gravemente a la República francesa.
Sus palabras han marcado claramente la campaña francesa para las legislativas, y han provocado que el candidato del partido de Le Pen haya tratado de desacreditar la opinión del futbolista con la vieja idea de que los ricos tienen que ser de derechas y no pueden defender a los que tienen menos.
Además, ha surgido otro debate, igual de viejo y casposo, el que defiende que solo pueden hablar de política los políticos y que el resto de mortales deben dedicarse a sus labores. Por ejemplo, en el caso de Mbappé, a jugar al fútbol y nada más.
Pues no, todo lo contrario. Un gesto como el del futbolista francés es difícil de imaginar en España, y la muestra la ha evidenciado Unai Simón.
El portero de la selección española que, teniendo todo el derecho a no decir nada, posiblemente porque igual no se siente capaz de elaborar una opinión propia para decirla en público, sin embargo, no solo se ha mostrado convencido de que la política solo incumbe a los políticos, sino que se ha permitido el lujo de criticar la actuación de su colega francés, quizás por considerar que no tiene derecho a hacerlo.
Simón, ha interpretado a un cobarde reprochando a una persona que ha sido valiente por posicionarse, y dando a entender que los profesionales de la pelota que opinan no deben hacerlo.
El hecho de ser futbolista no le impide a Mbappé dar una opinión sobre la situación política de su país, es más, tiene derecho y me atrevería a decir que incluso el deber de expresar cómo ve la situación, sobre todo, si considera que hay fuerzas que conspiran contra los valores en los que cree.
Cierto es que cada uno tiene la libertad de significarse políticamente o no. Lo trágico, es que parece que vivimos en una sociedad en la que posicionarse políticamente está mal visto, que no es solo opinar sobre partidos e ideales políticos, sino que también lo es sobre como organizamos la sociedad, sobre como se reparte la riqueza, sobre el racismo, la inmigración, etc...
¿Por qué se acepta que un futbolista se vaya a trabajar a ciertos países árabes con claras lagunas democráticas y, sin embargo, se critica que pueda opinar sobre un problema real que amenaza a la sociedad, como es la extrema derecha?
Publicado en PontevedraViva.com el día 21 de Junio de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario