András, 04 octubre de 2023
Feijoo insiste en
presentarse como una persona de fiar, pero no lo es. En realidad, es el típico
populista de derechas, que siempre habla de la gente normal, la gente de fiar,
la gente de toda la vida… como si los demás fuésemos extraterrestres.
En efecto, Feijoo no es de fiar, y lo demuestra el uso constante de la mentira en todas sus intervenciones. En eso, es en lo único que no engaña, porque siempre actúa cómo es, un mentiroso compulsivo.
Él hace su papel, trata de manipular la realidad, dice verdades a medias y muchas mentiras interesadas. Hasta aquí, estando mal, podemos pensar que, aunque condenable, forma parte del llamado juego político.
Sin embargo, en el caso de Feijoo, la mentira se está convirtiendo en su única arma, y la doble vara de medir, su herramienta favorita; lo que lo convierte en un dirigente poco, o nada fiable. Veamos los hechos.
Le dijo al Rey que tenía los apoyos para ser presidente y éste le otorgó el encargo pertinente. Sin embargo, Feijoo mintió al Jefe del Estado, y lo que hizo fue manifestarse contra quien había perdido las elecciones, demostrando que, cuando habló con el Rey, ya era sabedor de que no lograría la investidura.
Otro ejemplo de su nula credibilidad. Feijoo repite hasta la saciedad que dialogar con Junts es una traición a España, sin embargo, reconoció contactos con ellos. Es más, llegó a decir que tenía su apoyo en el debate de investidura. Una nueva mentira, porque los hipotéticos votos de los independentistas, estaban condicionados a la renuncia del apoyo de la ultraderecha.
Recordemos que, hasta hace poco tiempo, Feijoo afirmaba que había que buscar el encaje de Cataluña en España, incluso fue a Barcelona para decir que reivindicaba la “identidad territorial” frente a las “mentalidades centralistas”. ¿En qué quedamos entonces? ¿Valen o no valen los votos de los de Puigdemont?
Otra más. Feijoo afirma que se considera un político moderado de ideología conservadora, pero gobierna en muchos ayuntamientos y varias Comunidades Autónomas con la ultraderecha, dónde se censura la cultura, se niega la violencia machista y se legisla contra el cambio climático eliminando zonas verdes y carriles bici.
Una más. Feijoo
dice que debe gobernar España porque la suya la lista más votada, pero no deja
que gobierne el PSOE allí donde ha sido el partido más votado. También sostiene
que el PSOE es un partido de Estado, y por eso le propuso gobernar dos años con
su apoyo, pero, como Sánchez le dio calabazas, al día siguiente dijo todo lo
contrario.
En definitiva, Feijoo no es un líder fiable, porque es capaz de decir en un mismo día una cosa y la contraria. Además, no tiene autoridad en su partido. No sabemos si quien manda en el PP es el líder que dejó Galicia y llegó a Madrid bajo palio, las viejas glorias como Aznar, las nuevas lideresas que manejan los hilos en la sombra, o el poder mediático de derechas. Lo único que sabemos es que Feijoo no es de fiar, ni para España, ni para su partido.
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