András, 17 Junio de 2022
El Senado es un lugar
de contrastes, porque
igual te encuentras a quien estando en el ocaso de su vida política se le busca
un acomodo a costa del erario público, como aquellos que están iniciando una
nueva etapa y necesitan una plataforma desde la que postularse. Como Feijoo
que, gracias a ese pozo sin fondo que son las designaciones autonómicas, se fue
allí para poder hacer campaña contra el presidente del Gobierno desde dentro
de las instituciones.
Feijoo está siguiendo la estrategia de la moderación, tratando de presentarse ante la sociedad como un político tranquilo, en una clara intención de no molestar demasiado a los votantes y de parecer bueno para todos. Para los que son de derechas, y para los que no son.
Sin embargo, a pesar de esa aparente imagen de hombre bueno, todavía tiene que definir qué quiere hacer con el partido. Si quiere que el PP sea una derecha moderada y alejada de la ultraderecha o si, por el contrario, se encama con ellos para lograr el poder.
Y en ese viaje a no se sabe dónde, empieza Feijoo a meter un poco de caña en sus intervenciones. Sin alcanzar, de momento, el nivel de su antecesor, ya ha empezado a percatarse de que, con ese tono de niño bueno del colegio, no va a ningún lado.
Hace unos días, se descolgó con unas declaraciones en las que venía a compararse con otros líderes, y afirmaba que él no es Pedro Sánchez ni Yolanda Díaz porque no se identifica con unos personajes que, según sus propias palabras, son dañinos para el estado de derecho.
Está bien que pueda tener su propio espejo en el que mirarse, pero si pretende alcanzar la presidencia del Gobierno, es entendible que nos preguntemos cuál es su modelo a seguir. ¿Es quizás Mañueco, que ha convertido en vicepresidente autonómico a Juan García-Gallardo Frings, un militante de la ultraderecha que no cree en la España de las autonomías y que pretende convertir a Castilla y León en una región donde las mujeres sean mujeres, madres y trabajadoras? En ese orden, igual que hace cincuenta años.
¿Se identifica mejor Feijoo con un vicepresidente autonómico que forma parte de una institución que él mismo considera una estafa? Por cierto, ¿alguien que pertenece a una institución que es una estafa, no es un estafador? ¿Se identifica usted mejor con este modelo, señor Feijoo? ¿Quiénes considera que son más dañinos para la democracia, Yolanda Díaz o García-Gallardo?
Las formas, son importantes en política igual que en todos los órdenes de la vida. Pero también lo es el fondo, y hasta que se defina, no podremos saber si las formas se corresponden con sus intenciones políticas o si, por el contrario, se trata de una careta con la que engañarnos para lograr el poder. Hasta entonces, tenemos derecho a dudar.
Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Junio de 2022
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