viernes, 11 de febrero de 2022

¿Cabe mayor dislate?

András, 11 Febrero de 2022 

La verdad es que las sesiones del Congreso se están convirtiendo en un auténtico vodevil, una especie de representaciones teatrales humorísticas en las que sus señorías interpretan el papel del tonto útil. Es una pena que estas funciones se realicen a costa del erario público porque, de no ser así, sería un auténtico placer disfrutar de las carnavaladas en prime time.

¿Recuerdan aquella reforma laboral tan polémica aprobada por un gobierno del PP que el PSOE prometió derogar? Pues la pasada semana salió adelante una variante de la ansiada anulación, y en un guion casi imposible de imaginar, fue un diputado del PP quien, en el tiempo de descuento y sin querer (porque erró al elegir entre dos teclas), le concedió la victoria al Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Cabe mayor dislate, bochorno, vergüenza, sonrojo, asombro…? A fin de cuentas, solo se les pide pulsar un botón, saber contar hasta 349 y hacer un par de sumas. Pero ni eso. Asistimos una vez más a la materialización de tener a los más torpes como representantes de 45 millones de españoles.

Tenemos diputados que no saben lo que votan porque no leen las resoluciones, otros que se equivocan y se excusan en el programa informático para escurrir el bulto, a una presidenta del Congreso quien, no lo olvidemos, es la tercera autoridad del Estado, que se precipita y anuncia un resultado erróneo. En fin… un auténtico desastre. Como tantas veces, la España que tan bien ha definido Valle-Inclán, la del esperpento, la de la picaresca, ha vuelto a ponerse de manifiesto.

En todo caso, más allá de lo anecdótico, lo que subyace siempre que ocurren estas cosas, es el debate entre la labor del diputado y las famosas órdenes de partido. En un sistema mixto como el nuestro, siempre se nos van a plantear estas situaciones. Si el acta es individual, pero se vota lo que decide el partido, ¿por qué cada uno no emite un único voto que represente al número de diputados que ostenta, y evitamos bochornos similares y de paso nos ahorramos más de 300 salarios?.

La idea de que cada diputado defendiera en el Congreso las promesas que realiza a sus electores debiera ser lo normal. El problema es que no ocurre así, y que se escudan en la conciencia individual como excusa del transfuguismo, o en las órdenes de partido para agradar al jefe y aferrarse al puesto, según les convenga.

En definitiva, lo realmente triste es que una legislación tan importante como la laboral, finalmente haya salido delante de una forma tan chapucera. Pero es lo que hay.

Publicado en PontevedraViva.com el día 11 de Febrero de 2022

 


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