András, 07 Enero de 2022
Ha pasado el día de Reyes, el día en el que la ilusión y la fantasía lo inundan todo. Un día especial, sobre todo para los niños, tan incrédulos, tan ingenuos... en definitiva, tan ilusionados. Pero también es un día de ilusión para los mayores porque, ¿quién en un día como este carece de un mínimo de ilusión?.
Además, ahora más que nunca, debemos apelar a la ilusión. Vamos para dos años de pandemia. Dos años en los que nos ha cambiado todo, en los que hemos dejado atrás una forma de vida para adaptarnos a una nueva. Suele ocurrir que echamos de menos todo aquello que no tenemos, casi siempre cosas que, cuando las teníamos, no apreciábamos.
El Gobierno también está inundado de ilusión desde que a finales de 2021 le concedieron a nuestro país la primera remesa de los fondos Next Generation, creados por la Unión Europea para paliar el desastre económico que nos está causando la pandemia. Una ilusión enorme porque con la manguera de millones que llega de Europa, piensa renovar la confianza de los españoles.
Y no es para menos, porque a España le corresponden 140 mil millones de euros. Una auténtica burrada de dinero si tenemos en cuenta que a nuestro país llegan cada bienio unos 20 mil millones de la propia UE. De momento vamos a recibir la mitad, ¡no reembolsables!, y para más adelante queda el resto siempre que, como el Gobierno ha comprometido, se cumplan las condiciones que nos han exigido.
La gran pregunta es, ¿qué vamos a hacer con tanto dinero? Lo que hace falta es que llegue dónde tiene que llegar, que se establezcan métodos de reparto coherentes, rápidos, sencillos y que, finalmente, el dinero se utilice. Estamos hartos de ver cómo, por exceso de burocracia, quedan sin invertir miles de millones de euros que cada año llegan de Europa. O peor aún, cómo se destina el dinero a fines para los que no fueron creados.
Estos fondos deben significar una verdadera oportunidad, que ejerzan de efecto palanca para modificar el modelo productivo, hacer un país más ecológico, avanzar hacia una sociedad más sostenible, reorientarnos hacia las energías renovables y, sobre todo, para que las pequeñas y medianas empresas, puedan ver incrementada su productividad.
Esperemos que no se quede todo en una operación de ilusionismo y que, por una vez, se materialicen en proyectos e inversiones que realmente cambien la vida de la ciudadanía. Un ciudadanía a veces tan incrédula, tan ingenua... en definitiva, tan ilusa. Por tanto, lo que necesitamos del Gobierno es más ilusión y menos ilusionismo.
Publicado en PontevedraViva.com el día 07 de Enero de 2022
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