Pontevedra, 24 Marzo de 2017
España tiene una
de las tasas de trabajo temporal más altas del mundo. Así de contundente y
así de crudo. A pesar de la propaganda y los esfuerzos del Gobierno por
hacernos creer que estamos saliendo de la crisis y creando empleo, la realidad
es otra. En el año 2014 teníamos la segunda cuota más alta de Europa con un 25%
de los trabajadores, solo superados por Polonia con el 28%. Lo cierto es que actualmente,
la tasa de temporalidad es superior a los años precedentes a la crisis. ¿Qué
quiere esto decir? Pues que se crea empleo de peor calidad, y eso va en
detrimento de los trabajadores.
Los contratos temporales nacieron en los años ochenta,
cuando el gobierno de Felipe González los legalizó con el objetivo de reducir el
paro. Pero se extendieron como una plaga
y cuando se quiso poner coto ya no había nada que hacer, porque los empresarios
vieron sus bondades y no hubo forma de frenarlos. Los contratos temporales le
van bien al empresario porque le ofrecen una mayor maniobrabilidad, pero
perjudican al empleado, que los convierte en trabajadores pobres.
Estos días el tema de la temporalidad ha salido de nuevo
a la palestra, porque la Comisión Europea, que no se caracteriza precisamente por
ser el adalid de las políticas económicas y sociales, acaba de advertir a España de las consecuencias del
abuso de contratos temporales en la supuesta recuperación económica que nos
vende el PP. En su informe anual sobre desequilibrios macroeconómicos, le recuerda
al gobierno de Rajoy, que pese a la recuperación no se ha superado el legado de
la crisis y que nuestro país se enfrenta ahora a una serie de desafíos
tremendos.
Bruselas denuncia que España es donde es más alta la tasa
de contratos temporales. Unos contratos
que debieron ser el trampolín hacia la estabilidad laboral pero que aquí
parecen más bien un fin en sí mismo, es decir, un verdadero trampolín al
fracaso y a la miseria. De esa extrema temporalidad se derivan dos
consecuencias: malas condiciones de trabajo y elevado riesgo de pobreza. A
pesar de ello, desde el Gobierno hablan de recuperación robusta de la economía
española. Sin embargo, si el crecimiento es robusto, ¿quién se está quedando el
dinero que se está ahorrando en los salarios de jornadas completas?
Publicado en PontevedraViva.com el día 24 de marzo de 2017
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