András, 15 enero de 2024
En el manual de campaña diseñado por el PP gallego, no constaba tener que sortear una catástrofe medioambiental. Cuando se tiene en mente unas elecciones, lo mejor es que las cosas discurran sin contratiempos ni sobresaltos que obliguen al candidato, y al partido, a tener que hacer algo. En política, no hacer nada es sinónimo de que todo va bien y el PP gallego es un experto en eso.
Pero le sorprendió una tormenta del oeste que entró en Galicia por la costa en forma de bolas de plástico. No es el gobierno gallego el responsable de que un barco pierda parte de su carga en alta mar y que las mareas oceánicas arrastren hasta las costas gallegas miles de bolas de plástico contaminantes.
Pero sí que es responsable de hacer cómo que no sabe nada, con la esperanza de que la cercanía de las elecciones tapen el asunto hasta su celebración. Después, una vez hecha la campaña sin asuntos escabrosos de por medio, con el poder en la mano, ya podrían volver a lo de siempre, a responsabilizar al gobierno de España de todo.
Ese era el plan, y posiblemente se cumpla en parte, pero van a tener que jugar el partido. Ya deberían de saber lo que ocurre cuando se esconde una información o se hace como que no se sabe nada, cuando todo el mundo sabe lo que sabes y no quieres admitir. Pues que te acaba pillando el toro.
El PP es experto en este tipo de situaciones, y también su mayor enemigo, porque no es la primera vez que le pasa algo parecido. Tratar de esconder la realidad con la esperanza de que el tiempo lo acabe arreglando todo, no siempre funciona.
Así, casi un mes después de la llegada de las primeras bolas de plástico a las playas, el presidente de la Xunta visitó por primera vez una para ver el avance de los trabajos de limpieza. Y allí, con una cara de susto tremenda por la vergüenza que estaba pasando, no se le ocurrió otra cosa que preguntarle a uno de los operarios si había muchas bolitas, cuando la evidencia era que había casi tantas como granos de arena.
La visita respondía a una orden de los responsables de la campaña electoral, que le dijeron al presidente que, una vez llegados a ese punto, lo mejor sería hacer acto de presencia con ropa informal en la playa para que la gente viese que estaba muy preocupado por la situación. De la difusión mediática se encargaría el medio de cabecera del PP en Galicia pagado por todos los gallegos, la RTVG.
Una vez allí, aprovechó para decir que el gobierno central debería salir a alta mar a recoger las bolas que aún queden flotando en el océano para que no lleguen a las playas. No es mala idea pero, ¿no sería mejor poner una patrullera detrás de cada barco que pase por la costa gallega recogiendo cualquier cosa que caiga al mar?
En definitiva, cuando se mira para otro lado para no ver la realidad, cuando se niega lo que todos ven y cuando vas donde te manda un asesor para hacer el pariré, te lleva a decir tonterías y ocurrencias propias de un niño que todavía cree en los Reyes Magos. No son bolitas, son bolas las que hay que tener.
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