viernes, 4 de enero de 2019

Humildad, señora Díaz

Pontevedra, 04 Enero de 2019

A los Reyes Magos, entre otras cosas, les he pedido un poco de humildad para nuestros políticos. Humildad y sentido común, que son casi tan necesarios como tomar la decisión correcta en cada momento. La humildad es la que te hace saber de dónde vienes, cuáles son tus orígenes y, sobre todo, no dejan que separes nunca los pies del suelo.

Precisamente,elevar los pies del suelo es un error que suelen cometer los políticos cuando pisan la moqueta de las instituciones,los coches oficiales, acceden a salarios nunca soñados, reciben reverencias a cada paso y saborean el poder. El poder está por encima de todo, hace que pierdan la cercanía con la realidad, que vivan en otra paralela, virtual, donde todo adquiere una dimensión diferente.

Por eso, cuando lo pierden, se ven huérfanos de todo lo que tenían y aceptan mal la derrota. Eso es lo que le ha pasado a Susana Díaz tras las últimas elecciones andaluzas. Lo que debería ser un ejercicio sano de democracia, donde la ciudadanía vota y unos ganan y otros pierden, ella lo ha convertido en algo personal porque considera la presidencia de la Junta como algo propioy no acepta verse desbancada de lo que considera suyo.

Pero eso es la democracia, y con el cambio de gobierno ya no queda ninguna institución en España que no haya cambiado de color políticoy eso, no es bueno, es buenísimo. Porque para eso sirve, entre otras cosas, para que la alternancia en el poder no consienta ciertos excesos que se producen cuando éste, prácticamente, se hereda.

La cara de circunstancias de la lideresa andaluza el día de la constitución del nuevo parlamento lo dice todo. La derrota debe doler, lo contrario demostraría una enorme indolencia,pero una cosa es estar fastidiado por ello, y otra muy diferente mostrarse como un niño mimado al que le han quitado el juguete para prestárselo a otro. 

Entiendo que debe ser duro que a partir de ahora solo te hagan la pelota en el partido, pero de eso no tienen culpa los andaluces y debería ser más agradecida y, cuando menos, mostrar con una cara de felicidad aquello que le han concedido sus paisanos. Porque, al contrario que muchos de ellos, no irá al paro, será diputada con un salario y unos privilegios que ya quisieran muchos.¿A qué viene pues, esa cara de enfado? Si no quiere ser diputada puede renunciar y dejar que corra la lista. Puede empezar de cero y recorrer todos los pueblos de Andalucía para ver si la vuelven a colocar en la poltrona de la presidencia dentro de cuatro años.

Me parece indecente su actitud sabiendo que tiene la vida solucionada y que, como poco, acabará en algún puesto importante del partido o la enchufarán en alguna institución donde tenga poco trabajo y buenos emolumentos. ¿El Senado, por ejemplo? Humildad señora Díaz. Humildad para aceptar la derrota y para no olvidar de dónde viene.

Publicado en PontevedraViva.com el día 04 de Enero de 2019




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