András, 28 enero de 2025
Hoy es mi cumpleaños. Para poder escribir esto, lo primero que tuve que hacer fue nacer, de hecho, es un paso esencial en la vida de cualquier persona. Es la primera de tantas pruebas que tienes que superar a lo largo de la vida. Yo lo hice una fría noche de enero, hace 56 años, en el Sanatorio Santa Rita de Pontevedra.
Rosa y Chicho estrenaban vida matrimonial en Vilanova, y como en aquellos tiempos los partos en casa no eran la mejor opción, decidieron recibirme en un lugar seguro de la capital. Aquella fue la primera de tantas cosas buenas que mis padres hicieron por mí desde entonces. Me sacaron del útero de mi madre pasadas las diez de la noche, con nocturnidad, y de ahí, para la casa de A Pastoriza.
Fui un niño feliz, que vivió toda la vida entre golosinas y libros. Tengo unos padres fantásticos que siempre me han querido y me han dado todas las facilidades para que mi desarrollo contara con las mayores oportunidades posibles.
He estudiado, me he formado, he trabajado, me he ganado bien la vida, he viajado, he conocido gente y he tenido dos hijos maravillosos, Miguel y Sara, que, en el balance de mi vida, conforman el HABER que compensa todo el DEBE.
Además, durante todo este viaje, he coincidido con muchas personas que han significado mucho para mí, unos por un motivo y otros por otro, pero todos importantes, que han dejado una huella imborrable que siempre me acompañará.
Personas que se esconden detrás de nombres como Javier, José Luis, Geli, Jose, Elvira, Fariña, Justi, Mari, Saladina, Angelito, Fernando, Manuel, John, Sandra, Juan, Paquita, Emilio, Isabel, Michael, Belén, Carlos, Mary, Manolo, Mari Cruz, Jaime, Menocha, Karen, Rubén, Marité, Mito, Lara, José Manuel, Alberto, Ernesto, Herminia, Pepe, Luisa, María José, Müller, María…
Pero la vida no es un jardín de rosas. La juventud te hace ver la vida sin miedo, todo te parece posible. Solo cuando cumples años y empiezas a ver las cosas con perspectiva, tu visión cambia. Las dificultades aparecen y te ves obligado a tomar decisiones que pueden marcar tu vida y la de otros para siempre. Pero en eso consiste precisamente, en tener determinación.
La mayoría de la gente suele vivir un una burbuja de felicidad hasta que, un día, la vida les da un golpe de realidad que les pone los pies en el suelo. Mi caso ha sido todo lo contrario, he vivido demasiado pegado al suelo, siempre con las botas llenas de barro, y ahora necesito pasar al otro lado, al de la gente que, simplemente, vive. He malgastado demasiado tiempo preocupándome de lo que pensarían personas que cuando yo muera, ni se acordarán de mí.
La vida no me ha tratado mal y he intentado responder lo mejor posible a todas las dificultades que se me han presentado, no siempre con acierto, pero seguro que con la mejor intención. Sin embargo, todavía no es momento de hacer balances porque, como dijo Sabina, el traje de madera que estrenaré, no está siquiera plantado.
De momento, voy a celebrar un año más de vida rodeado de la gente que me quiere, y, aunque hay ausencias, mi corazón y mi mente los tienen siempre presentes.
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