András, 04 de abril de 2025
“Muertos evitables", así titulaba el periódico francés Libération al día siguiente de la catástrofe de Valencia. Y tenía razón, porque muchos de los fallecimientos provocados por el paso de la dana se podían haber evitado.
Cierto es que Valencia está situada en una zona de riesgo, pero no es de recibo que cada vez que aparece un fenómeno atmosférico de esta magnitud, todo el mundo se sorprenda, como si fuese algo novedoso, y se limiten a responsabilizar de lo ocurrido a la cantidad de lluvia caída. Pues no, la naturaleza ya estaba ahí antes que la región valenciana existiera.
Cinco meses después de lo ocurrido, seguimos sin saber dónde estaba el jefe del gobierno valenciano. Afortunadamente, una jueza está instruyendo el caso para dirimir las responsabilidades de las muertes, y Mazón, que está más quemado que los ninots de las fallas, le empieza a ver las orejas al lobo.
Parece evidente que la catástrofe natural no se pudo evitar, pero la humanitaria si. Esa es la clave, porque las muertes no son consecuencia de un efecto climatológico, sino de la ausencia de medidas y alertas que se deben llevar a cabo para evitar los mayores daños posibles. Por eso mismo debe de haber responsabilidades penales.
Sin embargo, a pesar de que Mazón parece tener las horas contadas porque es un zombie político que todo el mundo da por amortizado, no ha querido rendirse sin antes asestar una nueva puñalada a todos los valencianos.
En su huída, y tras la nefasta gestión de la crisis de la dana que le costó la vida a 219 valencianos, volvió a encamarse con los fachas para suprimir ayudas sociales, arrinconar el idioma valenciano, despreciar la memoria histórica y, por supuesto negar la evidencia del cambio climático, que es como clavar el último clavo en el ataúd de los valencianos después de lo que han pasado.
Mientras, el tiempo seguirá pasando, llegará otro otoño y la siguiente dana ya se estará formando en la atmósfera. Los científicos volverán a alertar, pero Valencia continuará sin una sola medida de prevención aplicada para que una nueva catástrofe no vuelva a sacudir a la población. Y de nuevo al principio de todo.
La solución para por dos frentes. Primero, ponerse en manos de los expertos que saben como reaccionan los ríos, las tormentas, que saben de climatología, de geología, de urbanismo...
Lo segundo será desplazar de la política a la gente que no cree en el cambio climático, a los negacionistas, a los que desvían los presupuestos a otras cosas porque consideran que la ciencia es mera opinión y la desprecian mediante la ignorancia.
Gente como Mazón, y también como Feijóo, que a estas alturas ya es cómplice de todo lo que hace su colega.
Publicado en PontevedraViva.com el día 04 de abril de 2025